
Al hablar de conciertos realizados en Venezuela en los que se presenten conflictos algunos en el público (como por ejemplo, personas queriendo entrar a la fuerza sin pagar o provocando peleas y desordenes) lamentablemente pocos se salvarían de eso. Sin embargo, el evento que ofrecía la presentación de Amon Amarth en Caracas quedará grabado en la mente de todos sus asistentes por mucho tiempo, más allá de la trascendencia de lo que, por suerte, en estos últimos años, es ya una costumbre la visita de bandas de renombre mundial; por todo lo que conlleva: el sonido e iluminación, la logística y muy importante, los asistentes, que esta vez fueron un factor llevado de manera excelente, logrando la retroalimentación -siempre necesaria- en este tipo de eventos. La respuesta masiva del público y su buen comportamiento fueron ejemplos claros de cómo se debe disfrutar un concierto. El sitio que protagonizó este acontecimiento fue la conocida Sala de Conciertos, Anna Julia Rojas del Ateneo de Caracas, que recibía por primera vez a los suecos de Amon Amarth, quienes vienen en pleno ascenso en lo que respecta a la escena internacional; y demostrarían por qué tienen un espacio importante en los festivales de mayor renombre en Europa.Completando el cartel, por Venezuela, estaban los oriundos de Ciudad Bolívar, Psicosis.Ese día, ya las entradas se encontraban agotadas, por lo que, más de uno -teniendo dinero-, debía esperar la oportunidad de entrar luego, ya que el espacio de la sala era reducido y el aforo fue limitado a 350 personas.Se formo la «cola» general que, en tempranas horas, no se veía tan poblada pero que paulatinamente -sobretodo mientras tocaba Psicosis- fue creciendo, al punto de llenar prácticamente la sala, superando con creces los cálculos de capacidad de personas en la misma. La gente iba entrando al recinto y ubicándose en las primeras filas -sin mayor alboroto- esperando por el inicio.Al empezar y mientras el acto de los bolivarenses, el público en su totalidad se limitó a observar el show, sentados -como es costumbre cuando de bandas nacionales en estos eventos, se trata- en sus respectivas sillas. Más cuando por la falta de personalidad o actitud de parte de Psicosis, no pudo darse el «feedback» entre banda y público que otras bandas locales sí han demostrado en recintos como este y hasta en éste mismo. De alguna manera, se observaba un evento algo grande para ellos.Y es que, no se trata de que la música de los de Ciudad Bolívar no estuviera acorde con la noche, ni mucho menos. A pesar de no ser muy populares en esta zona -como lo comento su vocalista/guitarrista, Leonardo Valiente, durante la presentación- tienen ya varios años en la escena nacional (específicamente desde el 99), han viajado hasta fuera del país, y cuentan además con varios discos -bastante buenos- en su haber, siendo el más reciente lanzando el año pasado, denominado Times of Hate: Times of Domination, que esa noche formo gran parte de lo que fue su corto «setlist» y que, por desconocimiento, muchas personas pensaban que se trataba de un trabajo recién sacado.La banda tocó alrededor de 30 minutos. Su estilo es un Death Metal bastante movido, hasta más «pesado» y «crudo» que la de los mismos suecos, pero que acompañaban la noche de manera perfecta, musicalmente. El único punto débil de los orientales fue su floja puesta en escena y descuidada imagen.«Somos Venezolanos no unos vikingos» dijo el vocalista. Comentario que desafortunadamente no logró avivar su presentación, en casos produciendo todo lo contrario. Aunque, por supuesto, contaron con su público fiel, una pequeña parte que animaba hasta con las «pitas» que pedía Valiente de manera jocosa, para algunos asistentes.Un detalle a resaltar durante la presentación de Psicosis, más allá del «performance» y la respuesta del público, fue la actitud de los encargados de la seguridad para con los medios de prensa, quienes celosamente cuidaban, en absoluto, que alguien se acercase a la tarima, imposibilitando la captura de imágenes fotográficas cerca, e impidiendo de alguna forma el trabajo de los fotógrafos.Psicosis interpretó el siguiente repertorio:Inside Corrosion.Perception and Collapse.Prelude to Kill.Psicoterror.Criogenix.Timeless.Un grupo de personas, luego, se colocaría justo delante de la tarima (seguramente para hacerse con un mejor puesto al momento esperado de la noche) y la organización decidió tomar medidas de inmediato, reforzando los soportes de los monitores para que no hubiera ningún inconveniente al momento de la presentación de los «vikingos» lo que alargo un poco más la espera; además que se encontraban allí, directivos del Ateneo de Caracas, quienes velaban a primera vista por el bienestar del recinto.Ya cerca de las 9:30 pm. aproximadamente (la hora pautada inicialmente) como es de costumbre, la sala quedaba a oscuras para la entrada de los suecos y bajo el ahogante y perturbador humo artificial, sonó el «intro» de los europeos e inmediatamente todos ellos aparecían en tarima provocando el delirio general de los fanáticos. “Twilight of the Thunder God” daba inicio a lo que sería después una noche esplendida.Presentes estaban el vocalista Johan Hegg, con sus guitarras Olavi Mikkonen y Johan Söderberg, Ted Lundström en el bajo, y detrás de la batería, el multifacético Fredrik Andersson, tocando mencionado el tema, que vale recalcar, inicia y le da el nombre a su última y exitosa producción discográfica. Esta pieza además se convierte en la indicada para activar a la audiencia de cualquier recinto, debido a su intensa velocidad.Como suele ser tradición cuando de promocionar un disco se trata -tal como en la placa-la segunda canción era “Free Will Sacrifice”, encajando perfectamente al concierto, y con la mayoría del público coreando sus letras de principio a fin. Totalmente increíble eso.La banda retrocedía a su anterior producción, With Oden On Our Side, para deleitar los oídos de los asistentes con el poderoso tema “Asator”, donde la respuesta del público sorprendió y el quinteto, muy gratamente, hacía notar su contenta estancia en tarima. Su vocalista agradecía esa actitud constantemente en lengua española.Siguieron “Versus the World” y “Varyags Of Miklagaard”, antes de que Johan presentara uno de los temas más coreados de su último disco: «Esta es la historia acerca de dos hermanos… esto es Guardians of Asgaard», comentó. Canción que además fue utilizada para el último video de la banda, que contó con una producción y resultados impresionantes.Se podía notar cierta diferencia de energía entre la ejecución de canciones nuevas y viejas. En “The Last With Pagan Blood” y “Live For the Kill” (también del Twilight…) esto fue bastante evidente. Esta última sonó inclusive con falta de esa «fuerza» y «velocidad» que tenia Amon Amarth en sus inicios de carrera, y que se ha ido puliendo a través de los discos, llegando a ser un Death Metal más melódico y estilizado. “Fate of Norns” fue otro de los temas donde Johan Hegg parecía quedar perplejo. El «ruido» que hacia un auditorio con casi 500 personas era impresionante; gritando y coreando cada una de las palabras del tema. Logrando una acotación que se hace costumbre en los últimos conciertos del país: «están siendo más “ruidosos” que en Brasil» dijo el cantante, recordando que estuvieron por allá la noche anterior.Llegando a lo que era la parte final de la presentación, el «set list» guardaba su parte más «demoledora». Entre temas de los inicios de su carrera como “Bleed For Ancient Gods”, “Ride for Vengeance”, “Masters of War” y la todavía más vieja “Victorious March”, se mezclaban otros más recientes, pero que se habían convertido rápidamente en clásicos y favoritos de la banda como “Death in Fire”, “Where Silent Gods Stand Guard” y “Runes To My Memory”.Luego de que, toda la noche, fuese pedida a gritos, se escucho finalmente “Valhall Awaits”, que fue sin dudas una de esas canciones que pagan la entrada de un concierto y de las cuales, así no seas muy fanático de una banda, al menos un poco de su energía puede transmitirte.En uno de esos finales dudosos, la banda salía del escenario y las luces quedabas apagadas durante un par de minutos, y como era de esperarse, volvían en medio de la oscuridad y un juego de luces esplendidos. «Caracas… ¿Pueden ustedes escuchar el grito de las aves negras?» dicho en ingles, el «frontman» presentaba “Cry of the Black Birds”, canción que se entonaría con la sala todavía a oscuras y con las luces en destello parpadeantes, casi a su ritmo.Para el final, en medio de agradecimientos y una convencida idea de que «incluirán» a Venezuela en la gira de su próximo disco, el señor Hegg pedía hacer que su última canción no pasara desapercibida y una alargada “Pursuit of Vikings” fue interpretada sin el más mínimo despiste y por el contrario, el apoyo en pleno por parte de los fanáticos.Prácticamente entre todas y cada una de sus canciones, los Amon Amarth no paraban de expresar sonrisas y contento en sus rostros, y siempre intentaban agradecerlo, brindando inclusive todos, tomando cervezas y dirigiéndose al público.La sala estuvo colmada enteramente. Siendo este, un aspecto a considerar en vista de que era día de semana. ¡Amon Amarth sí que atrajo al público! La banda también, sin tapujo alguno, luego de su presentación, volvió a la tarima para firmar entradas, discos y hasta un casco plástico “vikingo” que llevó un asistente.Un aspecto quizás negativo para eventos como estos, de bandas que tienen gran cantidad de seguidores acá en Venezuela, es la falta de un sitio más grande en la ciudad de Caracas.Cabe destacar que antes del inicio del concierto se dio a conocer de parte de Carlos Sánchez, uno de los productores del evento, que se encontraban en trámites para lograr traer al país, nuevamente, a la leyenda del Thrash Metal Alemán, Kreator- Y además, confirmando la visita de los austriacos Belphegor, cuyos detalles serían anunciados en los próximos meses, en un trabajo en conjunto con Conciertos Metal y Comegato Producciones.